Lo que Podemos Aprender de la Biblia en Cuanto a la

 

 

SALVACIÓN DE INFANTES

 

 

 

 

1. La pregunta que tenemos ante nosotros es esta: Si un niño muere en la infancia, ¿estará en el cielo?

 

Nota: Hacemos preguntas similares cuando se trata de personas con

severo retardado mental, aunque pueden ser mayores.

No tienen la capacidad mental para creer en el Señor Jesucristo

y confiar en ÉL.

 

2. No estamos diciendo que los bebés (vivos) sean salvos. Un pequeño bebé, por tierno e inocente que parezca, no es salvo, no es regenerado, no es justificado y no es un hijo de Dios. Los bebés nacen en pecado y están muertos en pecado (Salmo 51:5; Efesios 2:1). A medida que crecen su depravada naturaleza pecaminosa se manifestará de diversas maneras desagradables.

 La pregunta es qué sucede con un infante cuando muere.

 

3. El asunto que estamos discutiendo no es si acaso los bebés son tomados para estar con Cristo en el rapto. Ese es un asunto totalmente diferente que hemos discutido en el siguiente artículo: Algunas Preguntas sobre el Rapto.

 

4. Hay cierta enseñanza falsa en cuanto a la condición espiritual de los infantes. Rechazamos totalmente la idea de que el bautismo de infantes confiera gracia al infante. No hace absolutamente nada por el niño. Además, el bautismo de infantes es totalmente contrario a las Escrituras. En el Nuevo Testamento eran bautizados solamente los creyentes y un bebé no es capaz de ejercer una fe salvadora. Además, muy al contrario de lo que enseñan algunos teólogos Reformados, los bebés no han sido regenerados y no han nacido de nuevo. Algunos incluso van tan lejos como decir que un bebé puede ser regenerado como un infante y, sin embargo, no llegar a tener fe en Cristo sino hasta años más tarde. Esto es bíblicamente absurdo. También es equivocado relacionar la circuncisión de los varones en el Antiguo Testamento y con el bautismo de infantes. La circuncisión era una señal del pacto Abrahámico. El bautismo cristiano (para los que son suficientemente mayores como para entender la salvación) es una ordenanza de la iglesia de Jesucristo. El bautismo de infantes es un rito religioso que se practica en muchas iglesias hoy día, aunque en las Escrituras no hay un solo ejemplo de que un bebé haya sido bautizado.

 

5. ¿Los bebés van al cielo cuando mueren? La respuesta final a esta pregunta se encuentra en la respuesta a otra pregunta: “El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (Génesis 18:25). En cuanto al infante que muere—Dios hará lo que es justo. El sabio, amante Dios hará lo que es justo, en vista del carácter santo y justo de Dios. Aprendamos a descansar en este maravilloso hecho.

 

6. Aunque la Biblia no dice específicamente que los infantes que mueren van al cielo, hay un grado de evidencia bíblica que señala en esa dirección: Los infantes que mueren estarán salvos en los brazos de Jesús y estarán por toda la eternidad con ÉL en el cielo.

 

Algunas de las razones para llegar a esa conclusión son las siguientes:

 

1. El Señor Jesús murió por toda la raza de Adán (por toda la humanidad), incluyendo a todo infante que jamás haya nacido. Ver el siguiente estudio: ¿Por Quién Murió Cristo?

 

2. Una persona es condenada por rechazar a Jesucristo y por negarse a creer en ÉL: “El que en ÉL cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). Un infante no es capaz de rechazar a Jesucristo. Un infante es incapaz de cometer el pecado mencionado en Juan 16:9. 

 

3. Según 2 Tesalonicenses 1:8-9, los que van al infierno son los que han desobedecido deliberadamente el evangelio, negándose a creer en el Señor Jesucristo. Los infantes no han desobedecido deliberadamente el evangelio. Nota: los paganos, que no han escuchado el evangelio, son condenados por rechazar la revelación primaria que Dios les ha dado (Romanos 1:20-21). Para un estudio detallado de esto ver Romanos Capítulo 1. Pero un infante sería incapaz de rechazar incluso esta revelación primaria.

 

4. Apocalipsis 20:11-15 indica que todos los inconversos son resucitados para aparecer ante el Gran Trono Blanco y se recalca dos veces que cada uno será juzgado según sus obras. ¿Cómo podrían estar incluidos los infantes, si ellos nunca han hecho alguna obra ni han cometido pecado?

 

5. Considera el corazón compasivo de Dios hacia los que están perdidos: “El cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4 –esto es lo que Dios quiere). “No queriendo que ninguno perezca” (2 Pedro 3:9). “Así, no es la voluntad de vuestro Padre que está en los cielos, que se pierda uno de estos pequeños” (Mateo 18:14). “No quiero la muerte del impío” (Ezequiel 33:11). Aunque estos versículos no se refieren específicamente a los infantes, ellos nos enseñan que el corazón misericordioso de Dios desea la salvación de todos los hombres.

 

6. Sabemos que el Señor Jesús tenía un corazón tierno y compasivo por los niños pequeños y que estuvo muy desagradado cuando Sus discípulos estaban impidiéndoles venir a ÉL (Marcos 10:13-14). Asumimos que nuestro Salvador tiene esa misma clase de compasión por los infantes.

 

7. El Rey David tuvo un hijo con Betsabé que murió en la infancia. Las palabras de David son significativas: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Más ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí” 2 Samuel 12:22-23). El claro sentido de este pasaje es que David creía que él sería reunido con su hijo en la próxima vida. El sabía que el bebé, habiendo muerto, no podía volver a esta vida, pero él creía que él iría a él. Aunque no podemos ser dogmáticos en cuanto a que este pasaje enseña la salvación de infantes, parece que señala en esa dirección.

 

Lo siguiente es un epitafio inscrito en una piedra que cubre la tumba de cuatro infantes:

 

 

Debajo de esta piedra, yacen cuatro niños.

Dime, ¿están perdidos o son salvos?

Si la muerte es por causa del pecado,

Ellos pecaron, pues están aquí.

Honremos la página sagrada que desata el nudo;

Ellos murieron, porque Adán pecó;

Ellos viven, porque Jesús murió.

 

La “edad de la responsabilidad” es un término que no se encuentra en la Biblia, pero es una expresión que se ha usado para referirse a la edad que alcanza una persona cuando puede entender el evangelio (o la revelación que Dios le haya dado) y cuando es considerado responsable ante Dios por creer o rechazar ese evangelio (o la revelación que Dios le hubiere dado). Es obvio que un infante aun no ha alcanzado esa edad. Es evidente también, que hay ciertas personas que tienen deficiencias mentales tan serias, que nunca podrán ser responsables en esta manera. Pero la mayoría de la gente ha recibido de Dios la capacidad mental, de que cuando alcanzan cierta edad, pueden hacer una decisión por o en contra del Señor Jesucristo y pueden decir SI o NO a Dios.

 

Está mal si nosotros establecemos arbitrariamente una edad para cada persona: “La edad de responsabilidad se alcanza cuando la persona cumple 5 años de edad.” Está mal hacer tales afirmaciones. Los niños se desarrollan mentalmente de diferentes maneras y por eso la edad de responsabilidad es conocida solamente por Dios. Nuestra responsabilidad es instruir y enseñar a nuestros hijos desde su más tierna edad y confiar que Dios hará la obra en sus corazones, en Su tiempo y a Su manera, algo que solamente ÉL puede hacer.

 

El amante y compasivo Salvador que murió por ellos, tomará a Su cuidado a los que mueren antes de la edad de responsabilidad. Los que mueren después de la edad de responsabilidad deben entender de que su decisión determinará su destino eterno: “El que en ÉL cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18). “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él” (Juan 3:36).

 

 

 

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